jueves, 17 de febrero de 2011

Anti crónica amorosa

El clima de inseguridad que se vive en el país me hace pensar si realmente se puede hablar de amor y amistad en estos días. ¿Se puede hablar de cariño cuando en el país mueren personas como si fueran moscos?
 Me levanté a las 11 de la mañana, como casi todos los días, mi abuela ya había hecho la avena que tanto me gusta y que me ayuda a distraer el hambre por un rato.
            “Feliz día del amor y la amistad” dijo mi mamá con voz alegre, esperando lo mismo de mi parte. “Feliz día mamá” le dije abúlicamente. Segundos después estaba en la computadora, haciendo el chequeo de rutina en los periódicos. La violencia en nuestro país es un punto en común en todos los estados.
            Me alisté para ir a desayunar con las dos mujeres que día a día intentan domar a la fierecilla que a veces soy. De camino al restaurante, los comerciantes hacían su agosto con la venta de rosas, chocolates y hasta muñecos de peluche en las esquinas de nuestra atareada pero amorosa ciudad.
            “Están carísimas las rosas, yo no pagaría 180 pesos por un ramo de flores” dijo mi mamá un segundo después de preguntarle al señor que hoy se dedica a vender rosas, otros días es uno más de los que limpian parabrisas en la Mérida y Álvaro Obregón.
            Ya entrados en el desayuno, observé que los meseros traían un corazón en la remera de trabajo. “Ya ves, hasta ellos festejan el día del amor, lástima que sus caras digan lo contrario” comenté entre risas. El olor a salsa verde inundaba toda la sala.
            El desayuno transcurrió tranquilo entre nosotros. En la mesa contigua, una pareja disfrutaba de un plato de fruta para los dos, las mismas flores que ocho minutos antes había rechazado Guadalupe Fiesco estaban cerca de nosotros.
            Entre risas y te amos comí mis enchiladas, algo malas, por cierto. Del otro lado de nuestra mesa, un señor leía el periódico Milenio. “Masacres en tres entidades” decía el encabezado de la nota. Para los medios todo está ligado al narco, 44 muertos dejó como saldo el día anterior a la fecha en la que muchas virginidades descansan en paz.
            Llegada la una de la tarde, y asqueados del olor a tomate con cebolla y ajo, salimos de Los Bisquets Obregón y pasamos al mercado antes de volver a casa.  Los mercados y tianguis son elementos característicos de la cultura mexicana desde las reuniones en el Tecpan, cerca de Tlatelolco, hasta nuestros días; sin embargo, hoy parecen ser desplazados por los grandes supermercados.
            Era claro que extrañaba el olor a carne que se percibe al entrar, aunque alguna vez me haya hecho casi vomitar. Salvo los puestos de flores, todo lucía desierto.
En los anteriores, hombres de todas las edades se amontonaban con tal de conseguir el arreglo más bonito para la persona que, por ese día, era la más especial. “¿Por qué este día todo el mundo busca hacer feliz a su pareja?” me pregunté mientras caminaba con el overol de antropólogo inexperto en la espalda.
Después de saludar a 15 vendedores y notar que el día del amor no los hacía más amables que otros días, me fui corriendo al coche; tenía que llegar a la facultad para ver si lo lograba el tan ansiado cambio de grupo en Géneros II.
El tráfico infernal mermó mi llegada tempranera. En la esquina de Eje 10 Sur y Delfín Madrigal comprobé que ese día es lo más normal para todo el mundo, ¡y qué mejor!, con un choque.
Un Tsuru, pintado de taxi, le había dado un besito a un Neón. La actitud de los conductores distaba mucho de lo que había pasado entre los coches, estaban más cercanos los golpes que un ósculo entre los involucrados.
El desorden vial que ese pequeño accidente provocó, había puesto de malas a más de uno, y las mentadas de madre llovían. “Muévanse cabrones” y “Ni les pasó nada” fueron las dos frases que alcancé a escuchar. Me reí porque de verdad, ni les había pasado nada.
Seguía pensando que el 14 de febrero es una fecha con carga significativa mediáticamente hablando, pero que después de las flores o el globo inflado con nitrógeno podía salir a la calle a buscar golpes y fácilmente los conseguiría.
Un mensaje de una buena amiga rompió con la rutina de camino a la escuela. “Tal vez este sea mi primer mensaje de amor”, pensé. Al abrir el mensaje me llevé una sorpresa: “Pedro Mundo ya está inscribiendo a los que quieren el cambio de grupo”.
Evidentemente no era lo que esperaba, pero en ese día, a estas alturas en que nuestro país vive la peor violencia y una de las peores crisis en muchos años; celebrar el 14 de febrero está de más.
Llegando a la escuela, y antes de entrar a mis clases para culminar lo que para mí es un día normal, decidí entregarme al rezo e invoqué al santo de moda. “San Valentín,  sólo quiero pedirte una cosa. Ablándale el corazón al Lic. Pedro Mundo para que me haga mi cambio”.
Al salir de la oficina con la cabeza en alto por la hazaña lograda, entré a las dos clases restantes. Mi día se fue apagando como el sol que día a día experimenta lo mismo.
Vi a otras sesenta parejas besarse, pero el clima no era lo más amoroso, sentía frío, es más, mucha gente se veía abrumada por los regalos y otras personas, en mayoría mujeres, parecían insatisfechas con la flor, la carta o el globo que les había regalado su imaginativa pareja.
Regresé a mi casa y la calle lucía vacía, en el café por el que diario paso, los corazones estaban en el suelo y un malhumorado joven limpiaba las cenizas que había dejado el 14 de febrero, esa imagen quedó en mi cabeza, parecía que levantaba muertos.
Tirado en el sillón, como de costumbre, vi las noticias, Tamaulipas dio de qué hablar, 14 muertos más en un pueblo, ¡qué increíble! Felicidades, México, 14 de febrero, 14 muertos más en tan solo una parcela del estado. La imagen del joven limpiado regresa a mi mente… ¿Hay algo que festejar? 

6 comentarios:

  1. Es interesante. Hay rescate de voces y color. No es convencional pero eso la "empareja" con tu estilo. La práctca hace al maestro, ya veremos qué resultados deja en este caso.

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  2. Hola!! Muy buena entrada, Felicidades!!

    Y con respecto a ésto solo me cuestiono: ¿Por qué el 14, qué tiene de especial ese día, por qué no cualquier otro?

    Lo que yo he aprendido es que la amistad no se agradece ni, mucho menos, se festeja; tampoco se lleva un conteo... más que otra cosa se trata de corresponder, de valorar...

    Y yo, a ti, te correspondo y te valoro y, como lo dije antes, el tiempo aquí no importa, tan sólo importa que me dejes viajar en tu tren y quizá llegue el momento de bajarme en una estación y, cuando eso suceda, espero que sea la adecuada...

    Cuídate mi buen Héctor... y mucho éxito!!

    Ana D.

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  3. Hey Ana, gracias por el último párrafo, hiciste subir un poco mi ego, buena falta le hacía jajajaja ntc.

    Mi pensamiento es un tanto diferente al tuyo, considero que la amistad se debe celebrar, pero en un día a día, es complicadísimo encontrar amigos, cuando los encuentras debes cuidarlos y mantenerlos. Regalando cosas y al otro día mentarles la madre no ganas mucho, al contrario, habla de hipocresía.

    Sabes que eres bienvenida en el ahora tren jajajaja, qué bonita analogía!!!

    Una vez más, gracias por leerme, pero atácame un poco más, no me ofenderé, al contrario, sé que aún me falta mucho

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  4. Es muy cierto lo que dices, es importante recordarle a la gente que quieres lo que significa para tí... Hay tantas cosas quisiera decirte, y aunque un poquito tarde (19 de febero) :S te diré que te quiero muchísimo... Hace casi 5 años me dejaste entrar a tu vida, y aunque no tengamos muchos momentos juntos, sabes que los que tenemos valen por mil. Gracias por estar conmigo siempre, por escucharme y a 940 km de distancia leerme y darme tu mano cuando me estoy cayendo, gracias por todos los consejos, platicas y risas. Significas muchisimo para mí nunca lo olvides... y tampoco olvides que siempre estare contigo... desde lejos. :)

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  5. María, no tienes nada que agradecer, al contrario, gracias a ti por leerme y hablarme aunque tantísimos kilómetros nos separen -juro que no sabía que eran tantos-.
    Considero que lo bonito de esto es que a pesar de la distancia, los problemas y demás.
    Gracias por seguir leyéndome y bueno jajaja la crónica amarga del 14 de febrero fue hecha con todo el corazón jajajaja qué raro!!!
    Te quiero mucho mi norteña del sur :)

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