jueves, 14 de junio de 2012

La Pintura de José Clemente Orozco como símbolo de cultural sobre el pensamiento de nuevas generaciones en México. 

La investigación busca desempolvar los diferentes aspectos de la vida y obra del artista mexicano para poder así ampliar un poco la información que se tiene de él y lograr atar cabos con los movimientos artísticos que podemos encontrar en el México contemporáneo. 

Las expresiones artísticas han ido de la mano de los movimientos sociales en la historia de nuestro país, sin embargo la falta de información, o la desaparición de ella, han mermado la comprensión y el conocimiento total de los movimientos y expresiones que han permitido cambiar, en cierto modo, la historia de México. 

José Clemente Orozco es, tal vez, uno de los personajes de mayor importancia en el muralismo mexicano, siempre estuvo rodeado de furias y de ambición, pero no permearon en su vida; junto a él también estuvo la sensibilidad y el apoyo de personas que después serían su ángel de la guarda, y le mostrarían que el camino de su emancipación era el lienzo en la pared.

El muralismo nació como una forma de educar a la gente, de hacerlos saber qué estaba pasando a su lado. Cabe recordar que en épocas revolucionarias, el analfabetismo era una constante entre los pobladores del México porfiriano.

El movimiento artístico mexicano se distinguió por estar relacionado muy estrechamente con las ideas políticas y sociales de sus autores. En la década de los treinta era ya una consigna y seguía manteniendo a sus líderes a la cabeza, pintando obras de una proyección plástica imponente, como los realizados por Diego Rivera en la Escuela Nacional de Agricultura en Chapingo o los del Hospicio Cabañas de Guadalajara por José Clemente Orozco.

Las obras del artista nacido en Jalisco, sin embargo, han impresionado a más de uno en todo el mundo por su sentido crítico y crudo, es bien sabido que en sus lienzos plasmaba sus ideas de la vida, del mundo y su entorno -siglo XX-, dejando de lado su ideología política. Ésto es lo que lo diferencia de los otros muralistas mexicanos de renombre.

Partiremos del pensamiento catastrofista internándonos en la vida del autor. Como se especifica en el trabajo, Orozco perdió su mano izquierda a los pocos años de edad, a partir de entonces entendió que para vivir no se necesita fuerza, sino voluntad, y comenzó a crear su arte desde otro enfoque, quizás desde entonces, lo transgresivo comenzó a apropiarse de él.

Los murales que pintó a lo largo de su carrera logran plasmar lo complicada e injusta que suele ser la vida. En la investigación se abordaron diversos ejemplos donde el pensamiento apocalíptico del autor siempre salpica las obras y se convierte en su sello característico. Bien puede ir desde la visión incrédula de la historia, hasta el retrato de la sociedad africana, sin recursos para llevar una vida decorosa. 

El científico artista, utilizó sus conocimientos en matemáticas y geometría para darle mayor pertinencia y orden a sus obras, lo cual ha dejado halagos y reconocimientos a lo largo del orbe, puesto que su arte es valorado como cien por ciento genuino, ya que los trazos expresionistas geométricos y la ideología propia del autor plasmada en los lienzos han dejado huella en la memoria colectiva y artística del mundo como algo único.

Sin embargo, después de la investigación se pudo notar que en espacios culturales para el arte se observan trazos parecidos a los de él, sin embargo, los medios de información de nuestro país y la nula educación crítica han contribuido a la poperización del arte, es decir y como se expresa en la exposición de arte en La Casa del Lago de la UNAM donde se toca el tema de la desvalorización intelectual del arte.

El arte se ha convertido en un  tipo de cambio, en una mera mercancía. En muchas ocasiones se ha dejado de lado la transmisión de algo, en aspectos políticos y de transmisión de ideologías a las masas, para centrarse en la recreación de escenarios que garantizan la entrada de capital y el reconocimiento de las élites compradoras.

Para generar un cambio es necesario regresar a las bases de nuestra cultura, y esto se logrará rompiendo los paradigmas que impone el sistema. El arte es un arma valiosa, puesto que representa una llave que entra directamente al inconsciente de los individuos, los dota de sentido y les explica el mundo.

Las revoluciones deben empezar por la cabeza, pero deben sentirse y en nuestro país hacen falta Orozcos, es decir, artistas que a pesar de las jugarretas que les ponga la vida, siguen plasmando su visión y sus objetivos en la vida, sin amarrarse a una corriente de pensamiento podrida y corrupta, como lo fue el socialismo en la época de nuestro autor.

 El arte de José Clemente Orozco es un legado que ha sido tomado a la ligera por las juventudes mexicanas, y para combatirlo es necesario echar mano de la observación para poder conocer y sobre todo, un cambio en la educación del país, puesto que en eras de la mundialización del conocimiento, y a su vez del arte, los esfuerzos que realizaron los autores revolucionarios quedan desprotegidos y mal interpretados ante la lógica de que lo bonito vende más que un pensamiento que va en contra del sistema que impera en el mundo.

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