lunes, 28 de junio de 2010

El milagro de semana santa

Recordar es volver a vivir y con este texto (el primero que seleccionaron en mi taller de redacción) podemos recordar las playas de Marcelo Ebrard, críticadas por muchos, amadas por otros tantos.

Ja, por cierto, lo seleccionaron pero nunca le corregí el primer párrafo, muestra de mi terquedad :S Disfrútenlo...

Pasar un viernes en la ciudad más grande del mundo puede resultar caótico, pero este viernes no, la muy poco usual imagen de un metro medio vacío acompaña a Maricela y Joaquín, quienes buscan aprovechar los días de asueto laboral en las playas del Distrito Federal. “¿Para dónde queda la playa señor oficial?” le preguntaba Maricela a un casi dormido policía auxiliar debajo del metro Villa de Aragón.


San Juan de Aragón está lleno de cosas que hacer. El zoológico, el bosque –que más bien parece desierto, por lo descuidado que está–, el nado con delfines (que dicen, es muy relajante y además, ayuda a mejorar las funciones motoras), etcétera. Rica y económica comida como el delicioso olor del pollo al estilo Sinaloa que condimenta la caminata hacia las famosas playas, que por cuarto año consecutivo se ponen en los alrededores de esta ciudad.

El sol irradiando calor y una formación “organizada” insufrible de casi tres horas daban la bienvenida a las familias, que desde las siete de la mañana formaron las filas para entrar a una de las nueve playas que el Gobierno del Distrito Federal (GDF) instaló para el periodo vacacional de semana santa.

“¿Por qué hay tanta gente en la cola?, ¿Por qué se tardan tanto en entrar?”, preguntaba Maricela. “No es posible que la revisión tarde más de cinco minutos por persona”, decía su esposo Joaquín.

El resultado de todas las dudas y la causa de la desesperación que se sentía en la fila de acceso estaba en la entrada del lugar, un señor –de esos llamados padres de familia– intentó entrar al sitio recreativo con todo un manjar de bebidas alcohólicas (cervezas, refresco con ron y tequila) y al tener la negativa de los elementos de seguridad del lugar, el florido léxico que lo acompañaba hizo acto de presencia “A chingar a su madre, ustedes no sirven para nada, dejo las cervezas pero los refrescos no tienen nada” y “Ni que me vaya a emborrachar adentro pendejos, para eso está mi casa”

Dejando atrás el bochornoso episodio, la gente comenzó a entrar con la novedad de que estaban instalados unos módulos de salud, ahí vacunaban contra la ya pasada de moda influenza tipo A H1N1, aunque se les olvidó decir que una de las recomendaciones que se dan después del piquete es no asolearse, pero no importa, en México los pequeños detalles pueden pasar desapercibidos, aunque de ellos dependa una mala tarde a causa de los efectos secundarios.

En el módulo vecino daban consejos para bajar de peso a los que se acercaban –a propósito de la ley que aprobó el 13 de abril el senado de la República y que promueve la actividad física entre los habitantes de la ciudad más gorda del mundo con medidas como ejercicio diario en escuelas–, algunos de los útiles consejos eran: caminar o trotar 30 minutos diariamente, comer frutas y verduras, dejar de tomar alcohol y bebidas sumamente azucaradas, dejar la tradicional tortilla y pan, entre otros, pero los visitantes dejaron las recomendaciones para otro día, ese día estaba hecho para la diversión.

A falta de pelotas para echar la cascarita –puesto que en la entrada estaba prohibido el ingreso con ellas, además de cuchillos, cortaúñas y bronceadores–, los niños jugaban a las atrapadas o se mojaban con botellas para terminar aventándose en una alberca abarrotada de personas que vivían el momento, cabe mencionar que estaba estrictamente prohibido aventarse al improvisado mar chilango.

Ya en la alberca, el típico joven con pose de galán cortejando a la chica de ojos bonitos; el papá jugando caballazos con su hijo; los padres jóvenes más preocupados por la álgida pelea que por sus pequeños retoños y los que defienden a sus hijos hasta del mosco que aparece inerte en el agua, no podían faltar.

A las dos de la tarde, el ambiente cambió un poco, ahora circulaba un rico y apetitoso olor a… ¿Hojas de laurel? Si, la gente había encontrado la forma de meter de contrabando sus guisados para hacer un pequeño picnic adentro de la playa, aunque no sólo había olor a hierbas de olor, también se hicieron presentes las tortas de chorizo, milanesa, huevo, salchicha y muchos ingredientes más, los sándwiches de infinidad componentes (jamón, pollo, atún, etcétera) y hasta carne asada, sólo que ésta no estaba hecha a las brasas como se podría antojar.

Después de echar el taco, los animadores empezaron a invitar al público a un concurso de baile en el que se ganarían fabulosos premios, esto último llamó la atención de los costeños chilangos y así empezó el gran concurso de baile, con pasos extraños pero con ímpetu y después de cinco canciones Braulio López y Regina Flores resultaron ganadores del evento y se llevaron su regalote: nada más y nada menos que un termo del GDF.

A las cinco de la tarde Maricela y Joaquín emprendieron la huida, después de un día en el que la convivencia familiar sana empapó a los asistentes y con ello, puso una palomita al proyecto playero que Marcelo Ebrard –jefe de gobierno del DF- propone desde 2006 y sirve como escaparate para la gente que no tiene la posibilidad de salir de esta gran metrópoli.

2 comentarios:

  1. Jajajaja ud ex alumno, sabe lo que me gusta más de este texto. Sí, es la terquedad andando, pero seguir consejos es parte importante de aprender, también, no lo pierda de vista.
    =)

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  2. Esto me ha recordado al gran juego este que me gusta mucho... Palabras encadenadas... Sòlo que aquì es Ideas Encadenadas... al ir empapandome de cada lìnea venìa a mi mente un debate nuevo que recordar aquellos que no tienen fin... Estarìa buenisimo un debate con usted mi querido Escritor!!

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