lunes, 28 de junio de 2010

El centauro de las letras

Con la noticia del derrumbe de las finanzas griegas por mal manejo de los gobernantes (que se venía arrastrando desde las olimpiadas del 2004 en Atenas) y la caída de la susceptible economía europea empezó el 5 de mayo.


El impacto de la naciente crisis helénica tiene repercusión en los demás países del mundo, México no es la excepción, pero el día que se conmemora la batalla de Puebla las crisis no importan, lo que se debe hacer es festejar con unas chelitas las victorias que llenan de gloria la historia o descansar todo el día.

Es mitad de semana, una parte de la gente que viaja en transporte público con dirección a la estación universidad luce acalorada y otro tanto aprovecha el metro casi vacío para echarse el “coyotito mañanero”.

El camino hacia la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales parece rutinario; los alumnos que transitan por el circuito Mario de la Cueva lo hacen casi por inercia. Al llegar, una facultad medio vacía los recibe; hoy no hay tamales, empanadas, bagels y el puesto del “Chino” (quien por cierto, de chino no tiene nada) no abrió.

“¡Qué rara se ve la escuela!” dice Miguel, quien va en camino a una conferencia que la profesora María Antonieta Barragán organizó para los estudiantes de octavo semestre de la carrera de Ciencias de la Comunicación.

A unos cuantos metros, la sala Fernando Benítez lucía abarrotada, Juan Villoro (recientemente galardonado con el premio internacional de periodismo Rey de España, en la categoría Galardón Iberoamericano por el reportaje La Alfombra Roja, el imperio del narcotráfico) estaba a punto de comenzar una conferencia que no tenía un tema en específico pero que prometía ser de gran provecho para los asistentes.

Juan Villoro compara la crónica con el ornitorrinco, al ser una mezcla de varios géneros literarios y la define como el texto que convierte un hecho colectivo en algo individual y lo cierra a modo de relato.

La primera en presentar al escritor fue la profesora Alicia Ortiz, quien en una muestra de despiste o con ganas de ver que tan despierto estaba el público confundió a Juan con su padre, Luis Villoro.

Minutos después el turno de hablar le llegó a la profesora Lucía Rivadeneyra, quién hizo referencia a la polifacética carrera del maestro Villoro, además exaltó su inteligencia en diversos temas populares con frases como “Juan se ha ido acercando a todos y todos a él, sea por el futbol, por el rock…”

El ambiente que se sentía era realmente bochornoso, el calor insoportable digno de primavera, mezclado con sala llena, se volvió un brebaje para llevar a la tierra de los sueños a la gente que iba solamente para cumplir con la tarea que la maestra les encomendó.

La última en introducir la participación del escritor, que vivió el terremoto en Chile en este mismo año, fue María Antonieta Barragán y después de una breve participación, el momento de escuchar al también ferviente seguidor de los rayos del Necaxa había llegado.

Se tocaron temas diversos, uno de ellos fue el narcotráfico y la violencia que se vive en Ciudad Juárez; de esos dos temas, una crónica improvisada sobre un niño que se acostumbra a vivir en el caos y con la muerte como vecina dejaron boquiabierto a más de un asistente.

Después de la crónica, se dedicó a responder preguntas a los alumnos sobre sus libros, principalmente de Safari Accidental (2005) y lanzó al aire declaraciones como: “El gran periodismo es literatura escrita bajo presión” y “Nadie escapa a su propia piel, pues no se puede escribir sin haber presenciado algo” cuando se le preguntó sobre el sello que le imprimen los periodistas a sus textos.

Para el oriundo del Distrito Federal, el escritor debe innovar su estilo y más en la crónica, ya que superar la monotonía de un hecho es otra definición que ofrece del centauro de los géneros u ornitorrinco literario.

Utilizando su buen sentido del humor, compartió una anécdota (que después se volvió crónica) en la que lo confundieron con un clérigo en un vuelo hacia la ciudad de México; al terminar, la risa de los asistentes se volvió una constante y recuperó la atención de algunos jóvenes acalorados que parecían dispersos.

Siguiendo en la misma línea, cuando uno de los asistentes le preguntó por la entrevista que Julio Scherer le realizó al “Mayo” Zambada, el maestro respondió de forma irónica: “Hablar de eso es como los esquimales hablando del trópico” para después intentar contestar de manera gentil a la pregunta.

Después de dos horas al filo de la butaca, la profesora Barragán dio por terminada la sesión de preguntas y con ella la conferencia con el maestro Villoro; entre tanto, algunos jóvenes corrieron a tratar de obtener una rúbrica del escritor, mientras otros salieron de la sala entre murmullos con rumbos desconocidos.

3 comentarios:

  1. Chaparro!! este tiene ese toque especial que sabemos es tu fuerte. Me gusta mucho ese brillo en tus ojitos cuando tienes una idea en mente y la vas desarrollando renglón a renglón.
    Tu mente es demasiado ágil, no lo pierdas, habilidades que no se aprovechan se echan a perder eh!!
    TqM

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  2. Muito bom o texto Héctorzinho..
    bravo! excelente continue assim com essa sua inspiração.
    É já entendo porque é tão invejado por algumas pessoas.Muitos beijos tchau tchau.

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  3. Wow!! Juan Villoro ... ñ_Ñ

    Vaya confusiòn jajajaja que gracioso!!

    Efectos Personales Molto Bello!!

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